AÑO QUE SOÑAMOS PELIGROSAMENTE, EL de ZIZEK, SLAVOJ

2011 fue el año con el que soñábamos peligrosamente, el año del resurgimiento de políticas emancipadoras radicales en todo el mundo. Hoy, cada nuevo día nos trae pruebas de cuán frágil e inestable es el despertar, como lo demuestran nuevos síntomas de fatiga: el entusiasmo de la Primavera Árabe está bloqueado entre un acuerdo inestable y el fundamentalismo religioso; El movimiento Occupy Wall Street ha perdido impulso hasta tal punto que, en un buen ejemplo de la «sutileza de la lógica», la policía carga en el parque Zucotti y otras zonas de protesta como un poco malvado, ocultando mi movimiento. La misma historia se repite en todo el mundo: los maoístas en Nepal parecen abrumados por las fuerzas reales reaccionarias; El experimento «bolivariano» en Venezuela vive su momento más crítico… ¿Qué hacer en momentos tan deprimentes, cuando los sueños parecen perdidos? ¿Es la única opción que no queda entre el recuerdo nostálgico-narcisista de nobles momentos de entusiasmo y la explicación cínico-realista de por qué los intentos de cambiar la situación inevitablemente fracasan?